Bien mis estimados lectores, recuerdo un día hace unos años cuando comencé mi andadura en el mundo de Internet, que pensaba algún día seré yo el que cuente historias. Lo que no sabía era que sería seguido por tantos y de manera tan fiel.
Hacía años que no me demostraba a mi mismo que lo que una vez fue un hermoso sueño, podía convertirse en realidad. Todos tenemos sueños, unos comprarse una casa, otros un coche, para muchos formar una familia, etc. El mío siempre ha sido VOLAR. Esta semana he vuelto a hacer realidad ese sueño.
Aprovechando que esta semana hemos disfrutado de un día festivo, el miércoles por la tarde llamé a José Luís (alias, el cabeza) para acercarme al campo de vuelo de Dos hermanas y echar la mañana del jueves con ellos.
Así que, yo que no acostumbro a madrugar, medio dormido y con las greñas, me dirigí al campo de vuelo simplemente a pasar el rato rodeado por el ambiente aeronáutico. Y allí estaba José Luís rodeado por sus alumnos del curso de paramotor y realizando su labor docente. Me acerqué a saludarlo y entablamos una breve charla en la que me dijo:
- Ya que estás aquí, ¿Quieres darte un vuelecito?
Decliné amablemente su invitación, explicándole que no me consideraba preparado para ello, pues hacía mucho tiempo que no practicaba, y aunque tenía mi propia vela, el no disponer de mi propio motor me había impedido continuar la práctica del vuelo en paramotor.
Pero él, como instructor de vuelo del club "Los Jipis con papeles", me dijo:
- Pues entonces anda, cógete nuestro motor, amárratelo y practica un poco a motor parado.
Les aseguro que atónito ante su ofrecimiento apenas tardé un instante en reacionar y aceptar su ofrecimiento. Dicho y hecho, me calcé el motor y a prácticaaarrr!!!.
Maldición, no recordaba lo pesado que es motor de paramotor (alrededor de 20kg). Me costo levantarme. A veces para conservar el "toque de mando", he practicado por mi cuenta el inflado del parapente, pero cuando me vi además de con el parapente, con 20 kilos a la espalda, el acelerador y el jartón de cordinos de la vela, pfff... Menudo cacao, no daba pie con bola. Hasta que no recibí algunas (muuushas) indicaciones del instructor no fui capaz de coordinar correctamente y recobrar la habilidad que necesitaba.
Cuando terminé de practicar y me desabroché el arnés y deposité todo el aparataje en el suelo, y ¿que se imaginan?... Me dolía to, toito, to. Las piernas me temblaban, los hombros los tenía cargados, la calva achicharrada y encima bañado en sudor, pero eso si agradecido hacia el profe y contento por haber podido hacerlo aceptablemente.
El sábado 13 de nuevo volví y repetimos el proceso esta vez con más confianza y seguridad en mi mismo. En un determinado momento José Luís se acercó y me dijo:
- Estás ya pa salir, levantas bien, controlas bien, te das la vuelta bien.. ¿Quieres que te encienda el motor y te das un vuelo?
Asombrado, no creyéndomelo le pregunté:
- ¿Estas seguro de que me ves bien para salir?
- Si. - Respondió él.
- Pues venga vamos, que hoy es el día!!!.
Me arrancó el motor, me preparé para el despegue y, tras un primer intento frustrado, conseguí elevarme y ME PEGUE UN VUELO DEL COPON!!!. Disculpen el tono, pero aún estoy emocionado y alucinado. Del aterrizaje prefiero no hablar, como el de un polluelo primerizo, imaginen... ;-)
Este domingo me he acercado de nuevo al campo de vuelo, pero a la hora que llegué no estaban en condiciones ni el viento ni yo, con agujetas por todos lados. Aún así seguía conservando una estúpida sonrisa de satisfacción recordando el vuelo del día anterior.
Un saludo, Damas y Caballeros.
