El blog de Gunner!!!

Confesiones/crónicas de un internauta asombrado.

7. noviembre 2009 04:54
by Gunner
2 Comentarios

Relato: ¿Comienzo o final? (y II)

7. noviembre 2009 04:54 by Gunner | 2 Comentarios

 

Reconozco que ando un poco insomne esta noche, mis queridos internatuas. Quizá excitado por haber visto de cerca a Colin Farrel, Ben Kingsley, Christopher Lee, y Paz Vega desde las vallas de separación en la gala de presentación de la edición 2009 del Festival de cine de Europeo de Sevilla, ó por la excursión de dentro de unas horas con mi amigo Francis al aeropuerto de Sevilla. No estoy seguro, pero el caso es que aquí me tienen. A ver que sale.

Pues… nada, decidido, toca relato. En esta ocasión, y dado que en su momento insistieron en ello, voy a continuar (y dar por terminado) un relato anterior que algunos de ustedes ya habrán leído, pero ahora desde el punto de vista de él.

 

Caminábamos juntos por una estrecha y escondida callejuela cada uno absorto en sus propios pensamientos, y aunque estaba anocheciendo aún podía distinguir la belleza de sus facciones. Siempre me sorprendió comprobar como unas pinceladas de esos polvos convertían sus marcados rasgos en una manzana difícil de rechazar.

Mientras luchabamos por esquivar las resbaladizas manchas de cera del adoquinado, no pude evitar acordarme de la primera vez que por fin pude a hablar con ella.

   
 
"Acababa de salir del trabajo, cansado y aún pensando en las tareas pendientes. Ella, indiferente, bajaba paseando atado a su negro, peludo y orgulloso perro. Llevaba un ajustado chaquetón tipo lobo de mar azul oscuro. El pelo rubio y muy recogido con pinzas, pero que no podían impedir insinuar unos rizos que siempre me enloquecieron. Caminaba con prisas, como apurada para llegar a alguna cita. ¿Quizá con otro hombre?... No se, me daba igual, no pensaba dejar pasar la ocasión, quizá nunca volviese a presentarse.
Ya había indagado acerca de ella por lo que la saludé llamándola directamente por su nombre. Me ofrecí a acompañarla sincera y caballerosamente. Con cierto reparo pero… aceptó. Durante una fracción de segundo permanecí desconcertado, esperaba una negativa. Me encantó su voz tierna y firme a la vez."
 
   

- Joder, puñetero gato… el susto que me ha dado. – Nunca me gustaron esos felinos traicioneros de garras afiladas como cuchillos, quizá debido a que su carácter independiente los hace tan indomables como a algunas mujeres.

 

   
"Mientras paseábamos por las calles de París hablamos de temas banales, nuestros trabajos, del nombre de su perro, y ,aprovechando que se le acercaba otro canino, intenté sin demasiado éxito bromear para arrancarle una sonrisa.
Lássstima, llegamos demasiado pronto a su destino, afortunadamente con su hermana. Las dejé marchar, no era quien para forzar la situación. Pasos más tarde, al evocar cierta escena  de una película de Clint Eastwood, me di la vuelta con la ilusión de verla volverse hacia mi. Tristemente las películas son solo películas. Me alejé satisfecho escuchando "Suzie-Q" de Creedence ClearWater Revival.

Si, un encuentro muy corto, pero confio en que el azar… - Pense. Aún no sabía que en unas horas me vería obligado a volver a Sevilla."

   

Seguíamos caminando en paralelo, en silencio. Se cruzaron nuestras miradas y volví a temer que se repitiesen sus constantes reproches sobre como los demás juzgaban nuestra diferencia de edad y como ese hecho nos estaba distanciando. Era mayor, más madura y con más experiencia, pero para mi nunca había constituido obstáculo alguno sino todo lo contrario, me daba la confianza de una mujer de ideas claras y sin las tonterías de la "niñas" con que estaba acostumbrado a salir. Por otra parte, a medida que los años pasaban esa diferencia de edad se iba disipando por su propia naturaleza.

La promesa de conservar a mi amada, de revivir cada día gratos momentos, tiernos abrazos, sus lágrimas de emoción, y sentir sus dulces besos mantienen viva la pasión que siento en mi corazón, muy a pesar de sus incesantes reproches y mis infructuosos intentos de rebatirlos. Siempre supe que era una mujer difícil, y que nuestra relación distaba de ser perfecta, pero ese algo que me daba compensaba los altibajos de nuestro noviazgo.

Sonaron las campanas de la catedral, con un sonido de bronce golpeado que se iba amortiguando a través de las gastadas esquinas de la callejuela. Las nueve en punto. Las nueve de otro Abril que sumar juntos.

De repente un beso… ¿Como será posible que un simple beso y una tierna mirada calmen todas mis preocupaciones y ahuyenten todos mis temores?
    

 

Espero no haberles aburrido.

Un saludo, Damas y Caballeros!!!

Embarassed

10. septiembre 2009 10:40
by Gunner
10 Comentarios

Relato: ¿Comienzo o final?

10. septiembre 2009 10:40 by Gunner | 10 Comentarios

 

Estimados lectores, he prometido y me había prometido desconessstar durante mis recien comenzadas vacaciones, pero mi cita con ustedes es algo que no pienso abandonar, mis fieles internautas.

Hoy os voy a proponer un relato que escribí hace tiempo dedicado a una bella Dama pero que hasta ahora no me he atrevido a publicar, más por temor al ridículo que por otra cosa. He modificado el texto ligeramente respecto al original para darle algo más dramatismo, pues está claro que los relatos de empalagosa felicidad acaban resultando aburridos y no "venden bien".

Espero que os guste, y por supuesto vuestras críticas en el apartado de comentarios.

    

Caminábamos juntos por una estrecha y escondida callejuela cada uno absorto en sus propios pensamientos, mientras, el ocaso oscurecía sus entrañas escasamente iluminadas por las luces que se filtraban desde los ojos de sus ventanas, que todo lo observaban. Al pasar por uno de los portales, profusamente decorado con un recargado enrejado, casi barroco, un gato maullaba y se encorvaba en actitud desafiante a nuestro paso, advirtiéndonos que no debíamos penetrar en sus dominios.

Aún a pesar del tiempo que hacía que paseaba diariamente por allí, no me había fijado en cuan vivamente brillaba el adoquinado con los restos de cera de que los nazarenos habían dejado a su paso días atrás, y como a pesar de encontrase en pleno centro de la bulliciosa ciudad, apenas si llegaban los turbulentos ecos del ruido del tráfico que tanto me molestaba. Tan pronto me adentré en sus recodos, volví a notar algo que me decía que de alguna forma ya estaba definitivamente ligada a ese lugar, fue como una sensación de “Déjà vu” a la que no di la menor importancia.

Seguíamos caminando en paralelo, en silencio diciéndonoslo todo con la mirada, pero que lo que acababa de ocurrir entre nosotros probablemente acabaría significando la traumática separación de nuestro camino en la vida, pues ninguno de los dos estaba dispuesto a perdonarnos los errores acumulados y la sarta de barbaridades que nos habíamos ido diciendo, por culpa de la rabia acumulada tras tantos momentos de tensión.

Volvía a recordar como tras una dura negociación con los viejos propietarios conseguí hacerme con aquella casucha que para ellos había sido su cobijo y su historia, sabía que  a la larga iba a convertirse en mi, nuestra,  morada, y por ello luche por adaptarme a un ambiente en el que a los forasteros no se les recibía con el calor con que en esa ciudad hacen gala que se recibe a los extraños.

¿Como pude dejarme engañar?, ¿cuantas veces confié en el hombre que ahora camina a mi lado como un extraño?,  ¿cómo pude abrirle la puerta de mi casa, darle las llaves de mi corazón y entregarle mi cuerpo?.

- Traición, desesperación - Eran las únicas palabras que retumbaban en mi mente.

Sin embargo, no podía dejar de recordar los gratos momentos, los tiernos abrazos, las húmedas lágrimas de emoción, los dulces besos y las bellas palabras que ambos nos habíamos susurrado al auspicio del silencio que rodeaba esa estrecha callejuela.
Abrazos que ahora se me antojaban crueles como los de la serpiente que envuelve a su presa para asfixiarla. Lágrimas como las de un cocodrilo que engaña a su presa para conseguir su mortal propósito. Besos como el que Judas uso para delatar a Jesucristo en el huerto de Getsemaní.

Sonaron las campanas de la catedral, con un sonido de bronce golpeado que se iba amortiguando a través de las gastadas esquinas de la callejuela. Las nueve en punto. Las nueve de un Abril que podría ser el último de nuestra relación.
Nos miramos, recordando que a esa hora y precisamente al cobijo del tañido de las campanas de otra catedral, cátara, nos dimos nuestro primer beso, un beso trémulo e inexperto pero lleno de pasión, que recordaríamos el resto de nuestra existencia. Notre-Dame nos invitó a dejarnos llevar por la magia de una ciudad cuya luz había hecho prender la llama de nuestro amor.

En ese momento cuando se cruzaron nuestras miradas y una chispa de los rescoldos de nuestra agotada pasión, salto de mi corazón y prendió el fuego de mis labios que ardieron en deseo de unirse a los de él. Algo debió reflejar mi mirada pues sus manos me tomaron por la cintura con esa suave y enérgica delicadeza que no notaba desde hacía meses, y por extraño que pareciese noté como su corazón latía deseando volver a prender ese fuego que consume el corazón de los enamorados, y sin saber como ni a donde me conduciría cerré mis ojos y me dejé llevar por la magia de un momento que, a pesar de mi  ansia  de felicidad, solo significaría un leve respiro en nuestra tumultuosa relación.

    

Un saludo, Damas y Caballeros!!!

Embarassed