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Confesiones/crónicas de un internauta asombrado.

9. mayo 2011 00:18
by Gunner
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Feria de Sevilla 2011.

9. mayo 2011 00:18 by Gunner | 0 Comentarios

 

Necesitaba esta profunda siesta de la que acabo de despertar con una extraña sensación. La causa de tal extrañeza: El desconcertante y clarificador sueño que ha brotado en mi mente en relación con mi pasado. Con claras reminiscencias a una conocidísima copla Sevillana, iba a contároslo, pero si me permiten, mis apreciados lectores, lo guardaré para mí. A cambio voy a retomar la casi NO olvidada buena costumbre de postearos acerca de mis azarosas tribulaciones.

Imaginen al típico hombre alto y desgarbado, con muchas ganas pero poco arte. Les juro que hace apenas dos semanas, apenas si sabía lo que significaba bailar sevillanas. A lo largo de los años había realizado vanos intentos de aprender la complicada coreografía de las cuatro partes que componen la típica danza que forma parte de la idiosincrasia del andaluz, pero la vergüenza, la timidez y el rubor, que siempre habían hecho mella en mi voluntad, me habían cohibido a la hora de enfrentarme al reto de disfrutar de tan grata y seductora ceremonia de cortejo.

Constantemente he insistido en que no hay nada más favorecedor y lucido que ver a una encantadora Dama ataviada con el típico traje andaluz de Faralaes. Plagado de volantes, entallado, y elaborado en telas de vistosos colores, bien usado por una Dama, se convierte en un arma de seducción tan poderosa que es capaz de arrebatar la razón al mas sereno y firme de los hombres. Siempre había soñado con participar del seductor juego de cruce de turbadoras miradas que se intercambian hombre y mujer durante el típico baile andaluz, y envidiaba a aquellos que tenían la suerte de poder hacerlo.

Estaba resuelto a conseguirlo y este era el año. Así que abusando de la paciencia  y la amabilidad de tres espléndidas Damas (Nieves, Estrella y Ana, guapas sevillanas y granadina de pro, respectivamente) de mi familia tanguera, a las que estaré eternamente agradecido, por fin he alcanzado el objetivo anhelado, eso si, siempre tutelado y con las adecuadas correcciones de estilo de dos expertos bailarines (Diego y Fausto).

Con todos ellos, y otros amigos que sería largo enumerar, he tenido el gusto de compartir una de las mejores semanas de feria de mi vida (por no decir la mejor hasta ahora). Por supuesto, no sería de recibo ignorar la fantástica jornada de feria que compartí con mis compañeros de trabajo, a los que pido disculpas por mi abrupta despedida.

Bueno, el caso es que he gozado de absolutamente todo lo que cualquier buen entendedor esperaría de un espectáculo tal como el de la feria de Sevilla. He brindado con Manzanilla, he calmado la sed con Rebujito, he saboreado el típico pescaíto, los montaitos de lomo, el pimiento frito, el jamón, etc. He respirado complacientemente el polvo del Real de la feria, he sudado jubiloso al calor del ambiente de las casetas, he bailado con las más bellas mujeres, y por supuesto he procurado entregar lo mejor de mí a todos aquellos con los que he tenido la fortuna de compartirla.

Pero, y que me perdonen los demás, el broche de oro lo merece sin ningun lugar a dudas, la arrebatadora sonrisa y la embriagadora mirada de brillantes ojos marrones, de la hermosa Dama que hizo singular la noche/madrugá de la jornada del Sábado. Ufff, aún tiemblo al recordar la intensidad del abrazo con el que nos despedimos.

Un saludo, Damas y Caballeros.

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