El blog de Gunner!!!

Confesiones/crónicas de un internauta asombrado.

20. enero 2010 02:30
by Gunner
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Relato erótico: Sexo, drogas, y Rock&Roll.

20. enero 2010 02:30 by Gunner | 0 Comentarios

 

Queee bien, ustedes de nuevo por aquí, mis fieles internautas. Hasta ahora he sido bastante comedido en mis artículos, pero a estas alturas ya conocerán mi propósito de este año de dar CAAAÑAAA. Que mejor manera de conseguirlo que haciendo saltar por los aires la mesura con que trato habitualmente los temas con un relato de alto contenido erótico, tal y como había prometido a alguno de ustedes, ¿no creen?

Hacía años que no salía de picos pardos así que para ilustrarme acerca del tema, y por muchos otros motivos que no vienen al caso, la salida del pasado viernes por el centro de Sevilla resultó de lo más interesante. La ruta que seguimos comenzó en El Flaherty, luego El Bestiario de la calle Zaragoza, de ahí al Antiguedades, desde el que nos dirigimos al Moderniste, acabando finalmente en EleFunk, aunque a la salida intentamos hacer una aproximación frustrada al Groucho.

Bueno sin más demora lean este corto relato de lo que pudo haber sido y no fue. Ah, y por Dios, las mentes sensibles ignórenlo (no quiero que pierdan el buen concepto que tengan de mi).

       Ahí estaba ella. Tumbada, en la cama frente a mí. Ofreciendo sus carnes abiertas y reclamándome con desesperación. Mi miembro, duro como el acero de un arma, me gritaba que atacase sin contemplaciones ese cuerpo desnudo que yacía ante él.

Recordé la estúpida risa de complicidad con la que mis compañeros me miraban mientras repasábamos la operación el una de las mesas del patio interior del Flaherty. Yo era el nuevo, recién salido de la academia de oficiales y necesitaban una cara desconocida para llevar a cabo la detención.

Me acerque a ella, resuelto a hundirme en sus entrañas con la misma energía con que horas antes había visto al cuarto de la tarde embestir mortalmente al desafortunado torero en la arena de la plaza. Mi mirada enrojecida de energía, y ella esperando un destino tan cierto como el de la vida del torero brutalmente corneado.

No conocíamos al capo, pero sabíamos que su chica iba a salir esa noche a buscar nuevas víctimas para los negocios de su jefe. Como no podía ser de otra manera, la noche nos condujo al local de moda, El Bestiario. Uno de sus gorilas nos permitió pasar sin hacer cola, ventajas de ser madero. Desde la zona alta del local, la iluminación en tonos violáceos apenas si dejaba buscar entre la marabunta que saturaba pista y escenario.

Jugaba, como los amantes que se divierten ofreciéndose y retirando en el último momento un afrodisíaco alimento, con sus piernas, abriéndolas y cerrándolas para impedirme penetrarla. Burlona, me recriminaba la incapacidad para alcanzar su preciado tesoro. Me reí pensando en que ni mi miembro ni yo estábamos dispuestos a seguirle mucho tiempo el juego.

No estaba, salimos del local y dudamos si abortar la misión. Seguimos buscando y nos dirigimos al Antigüedades. Tanta cerveza sin alcohol me estaba empezando a pasar factura. Entré por la puerta de abajo, pero los servicios de esa zona estaban averiados, por lo que tuve que salir de nuevo a la calle para entrar por la otra puerta. Allí estaba ella, junto a una de esas extrañas figuras que adornaban las paredes de piedra del local, en la cola del otro aseo. Mis compañeros me hicieron un gesto para que la entrase pero les indique que primero tenía otra urgencia que resolver.

Ya me había divertido bastante con su jequecito. La paré en seco y la abrí todo lo que se dejó. Tenía su pubis rasurado, y, el poco pelo que le quedaba, trazaba uno de esos dibujos que recortaban la figura de un puñal atravesando los labios de su sexo. Podría haber usado cualquier otra plantilla de corte pero reconozco que era la adecuada para ella, peligrosa y mortal.

Al salir del aseo, relajado, noté la reprobación de mis dos compañeros. La chica se había largado, y apunto estuvo mi superior de sacudirme por mi inoportuna torpeza al dejarla escapar. El tercer número del equipo, la había seguido y, vía emisora, nos urgió para que llegásemos lo antes posible al Moderniste. A
lgo inminente tramaba ó buscaba, pues al llegar a la altura del café la descubrimos marchándose con prisas del local.

La penetré con firmeza y sin dudar, no era de esas pazguatas que utilizan su candidez como arma de seducción. Esta sabía lo que quería y disfrutaba de ello. Noté como en cada acometida su sexo iba humedeciéndose más y más. Su cadera se arqueaba para acompañar los movimientos de mi cintura. Sentía como nos acelerábamos desbocadamente y, de pronto, noté como si algo estuviese a punto de ocurrir.

Menudo sitio, EleFunk, no me imaginaba una mujer de su clase en un antro como ese, ruidoso Rock, sordidez, y fuerte olor a alcohol y polvo. Tan pronto entró en el local la perdí de vista un instante hasta que la localicé yendo directamente al fondo, hacia el cubículo donde el DJ mezclaba su sesión. Algo se susurraron al oído, y él, rebuscando entre sus vinilos, pareció entregarle un teléfono móvil.

Con un rodillazo me separó de si haciéndome caer sobre el cabecero de la cama, y se giró retándome descaradamente a que usase su puerta trasera. No lo pensé mucho, acepté el reto. Chilló como una cochina. Me asusté e intenté retirarme, pero apenas percibió mi movimiento se apresuró a retenerme asiéndome fuertemente por las caderas. ¡Como se retorcía de placer la condenada!
      

 

Podría haberlo adornado muuusho más, pero me he autolimitado en la extensión, además aún no les he contado como…, pero de momento creo que ya hemos tenido bastante, ¿no?

Un saludo, Damas y Caballeros!!!

P.d.: Dedicado a Abel y Juan Carlos, dos excelentes cicerone de la noche Sevillana.

Wink

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