27. enero 2012 03:35
by Gunner
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Esto de trasnochar se está convirtiendo en una insana costumbre, las 02:16 de la madrugada de este día y en el café Picalagartos apenas si queda un grupo de veinteañeras trasnochadoras, unos pocos amigotes de barra de café y este que os escribe, mis imprescindibles lectores. Vengo de recogida y frente a la soledad de mi casa, he preferido detenerme un rato a tomar un té marroquí. He entrado no demasiado convencido de lo que estaba haciendo pero la excelente música de Ray Charles me ha hecho decidirme inmediatamente. Nada como un buen Blues para fijar mis posaderas en las sillas de madera del local a disfrutar del aroma del té y la música de fondo.
Ya que estoy aquí a estas horas que mejor que escribirles algo. ¿Qué les cuento esta noche? El día… Bueno, a ver que sale… Hummm… toca poema.
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Despertar era una losa gruesa, Mármol verde, profundas vetas negras Frio rectángulo de perfectas proporciones Allí tumbado en el lecho Sentía su peso oprimiendo el pecho Aplastando las vértebras Resquebrajando las costillas Hundiendo en la carne las astillas
Clavó profunda sus filos en la razón Quería el verbo salir en su búsqueda Tan hermosa tan perfecta Recordar cuando caliente ardía. Verla cerca adornaba la alegría en el interior del magma de la tierra de una pátina de frialdad sombría que alimentaba su creación.
Aj, el peso que antes caliente bullía Ahora frío flota pesado y oscuro Ancho y largo acapara la estancia A centímetros del alma pulula inmóvil Intentar alzar el vuelo, tropezar con su dureza.
Brilla ardiente incandescente ante sus ojos. Empuja intentando apartarla, sus manos se congelan al tocarla. Como un niño, sopla intentando apagarla, el aire de sus pulmones, helado se vuelve al alcanzarla. ¿Calor?, ¿Como en frío se tornó?
Imposible volar, opto reptar hacia un lado. Escapó deslizándose entre sábanas y losa. Salió trémulo apenas de la habitación, casi ahogado dejando dentro el mármol, levitando a la espera de otra noche, a la espera de su llanto. |
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Creo que ha quedado bastante bien, sin duda digno de una gran pluma, ¿no creen?
Se marcha el último grupito de turistas trasnochadores, y me da apuro tener al camarero esperando, probablemente esté tan cansado como yo y quiera cerrar. Por cierto, la guapa rubia del grupo se ha fijado en mí y desde el exterior de la cristalera del local, mientras su grupo decide donde tomar la última de la noche, ha dirigido un par de curiosas miradas en mi dirección, ¿significará algo?... Bah, esta no es la noche ni el momento.
Un saludo, Damas y Caballeros!!!
P.d.: La foto es de mi reciente visita soriana a la tumba de Leonor izquierdo, esposa de Machado.