Disculpen que me estire mientras escribo, mis apreciados lectores. Un sofá no es un buen lugar para dormir. A pesar de que ayer tenía en mi bolsillo dos entradas para una peli, que probablemente nunca llegue a ver, regresé a casa tan complacido como agotado, de modo que, a la espera de acontecimientos, obligadamente tuve que desplomarme en el sofá, soltar la mochila con la cámara y descansar un instante. Pensé, cinco minutos, recojo las cosas, preparo la cena, y … Hasta hoy.
Volar, Amar, dos sencillas palabras que están el el diccionario de todos los seres humanos. Voy a jugar un poco con ellas y conmigo. Amo volar, vuelo al amar. Vuelo al volar y amo amar. Y se preguntarán ustedes, a que viene esa cursilada, ¿no? La respuesta no puede ser mas obvia, y cualquier buen entendedor al menos intuiría una o incluso varias respuestas.
Esta semana que acabamos de transitar he vuelto a llenar mi ansia de libertad volando, y he vuelto a llenar de ilusión mi corazón amando. Definitivamente, hay alas en mi vida y una dama en mi corazón; Y me he dado cuenta, mientras reflexionaba por separado acerca de ambos temas, en el enorme paralelismo en la definición con la que estoy anotando ambos verbos en mi propio diccionario personal. Les explico.
Han visto ustedes alguna vez en el cine la típica escena de alguien en estado de inconsciencia que de una sonora bofetada es despertado y al recobrar la consciencia, aún algo mareado, no sabe quien es, ni donde está, ehhh???. Pues eso me ha sucedido a mi. Tras un enorme bofetada que me dio la vida, desperté con la cara dolorida y enrojecida del sonoro golpe, sin saber quien era ni donde estaba.
Poco a poco estoy volviendo a saber quien soy, donde estoy y lo más importante, que quiero. Y hay al menos dos cosas a las que les aseguro no pienso renunciar. Volar y Amar.
Porqué les hablaba al principio de paralelismo, verán. Quienes me conocen, saben el empeño que pongo en las cosas que hago. Había renunciado a ambas, pero poco a poco con la ayuda y animo de mucha buena gente (todos sabéis quienes sois) vuelvo a querer vivirlas. Antes hubiese hecho las cosas de otra manera, más impulsiva, más nerviosa, y más errática. Pero observando como estoy haciéndolas ahora, me he dado cuenta que he decidido tomármelas con toooda la tranquilidad del mundo, sin renunciar al objetivo, eso sí, pero siempre con un sosiego y una calma que me permiten enterarme de que estoy haciendo y disfrutar del camino que tengo que recorrer.
Amar y Volar, son ambos “Deportes de riesgo”, lo sé. En los deportes de riesgo uno debe saber en que terrenos se mueve, y en el caso de los referidos, no existe suelo en el que apoyarnos. Cuando estamos volando, flotamos en el aire, cuando estamos amando flotamos en los sentimientos. Tanto el aire como los sentimientos, son medios tan sujetos a las “inclemencias” del tiempo y el azar, que uno puede esperar cualquier cosa de ellos. Lo más hermoso y lo mas turbulento pueden sucederse en un abrir y cerrar de ojos.
Mis inicios en el mundo del vuelo y del amor, están resultando plagados de incidencias técnicas y algún que otro sobresalto inesperados, como los que han acontecido este fin de semana. Sino que se lo digan al raspón de mi rodilla derecha, y a las dos entradas que por desdén de la Dama en cuestión yacen desde esta mañana en el fondo de una alcantarilla.
Tampoco se a que destino me va a llevar ninguno de los caminos que estoy dispuesto a recorrer referidos a los verbos citados, pero se que quiero hacer las cosas bien en ambos casos, por todo lo que me juego en ellos, el tipo y el corazón. Y desde luego si las cosas salen como espero y pretendo, Ohhhh, amigos Ohhhh, pienso disfrutar cada instante y entregarme a ello como no lo he hecho nunca.
Un saludo, Damas y Caballeros.
P.d.: Un Caballero, siempre lo es!!!