El Arma
El arma es la herramienta/tecnología que permite proyectar la fuerza que necesaria para defender al individuo o grupo de las amenazas que lo perjudican.
El arma es la herramienta/tecnología que permite proyectar la fuerza que necesaria para defender al individuo o grupo de las amenazas que lo perjudican.
Detrás de cada conflicto hay personas, y otras, que se encargan de mediar en la resolución de los mismos usando la formación y fuerza necesarias.
A veces la coyuntura hace necesaria una intervención armada para su resolucion. Esas circunstancias y su desenlace siempre requieren análisis.
Buenos días/tardes\noches queridos lectores en busca de saciar vuestra curiosidad acerca de mis andanzas y avatares. En esta ocasión más que andanzas las calificaría como aventuras de sofá o, en todo caso, de música y atardeceres de ocio.
Dicen que construir algo verdaderamente importante cuesta tiempo y esfuerzo. Escribir este artículo en verdad me ha costado tiempo, pero… ¡no esfuerzo! Trabajar en algo que te llena pasa a convertir cualquier esfuerzo en pasión. En el caso del tema que os presento hoy, hablo de «tiempo de lectura»;… Lectura al atardecer, sentado en mi habitación, mientras el sol se oculta tras los tejados del vecindario. Acompañado por algo de buena música e incluso algunas veces también por un té con miel. Esos ratos esporádicos, si bien no tan emocionantes como un safari en Kenia, escalar un ochomil, o enfrentarse a la mirada de una mujer, son en cambio momentos simples, sencillos, al alcance de cualquiera y en determinados casos, gracias a la prolífica imaginación que a algunos nos caracteriza, permite sumergirse en las infinitas posibilidades de lo que la mente del ser humano es capaz de concebir.
Relativo a esto último que acabo de comentar, decía Albert Einstein:
El conocimiento te llevará del punto A al punto B… la imaginación a cualquier parte!!!
Así pues, introduzco una novedad en el tipo de artículos que publico en este blog. Desarrollo para ustedes mi primera crítica de literatura militar. Pero no una cualquiera, sino una a la usanza de este que caballero que os escribe y que con el tiempo… ese del que hablaba más arriba… ha aprendido a tratar tan solo de aquellas cuestiones que merecen ser tratadas con el rigor y respeto que suelo dedicar a las tareas que emprendo. Leer el libro, y redactar mi opinión acerca de esta atípica pieza literaria que os acerco, sin duda ha merecido el “esfuerzo”.
El Autor y su Libro.
El autor… Manuel Parrilla Gil es aviador. Formado en la Academia General del Aire, ha pilotado aviones militares y civiles durante cuarenta años. Formó parte de la 38 Promoción de la Academia General del Aire. Posteriormente ejerció como piloto de caza en Albacete y Salamanca, donde formó parte del Ala 14, volando Northrop F-5 y Mirage F-1. Estuvo más de treinta y ocho años en activo, y luego siguió volando en compañías de carga y pasaje para dedicar sus últimos años como aviador a la extinción de incendios. Ahora ejerce de escritor y colaborador en publicaciones especializadas en el mundo de la Aviación y la Historia.
¿El libro «Sol y Moscas«?… Bonita encuadernación. De calidad. Pesa 716g y mide 23,7×17,1cm. La tipografía usada – fuente, tamaño, espaciado, interlineado e impresión general – es adecuada y permite leer el texto sin abigarramiento, con comodidad y claridad. No sé si les pasará a ustedes, pero… ¿Al abrir alguna que otra obra, no tienen la sensación de cierto caos por lo comprimido, apelotonado y ofuscado del escrito? Este, muy al contrario, limpio, espacioso y ordenado parece invitarte a sentarse y leerlo calmadamente.
Lo adquirí casi sin mirarlo, más por tener un autógrafo del autor que por el contenido en sí y … bueno… acostumbrado a otras obras sobre aviación de las que dispongo en mi biblioteca, imaginaba que una vez me pusiese a ojearlo, vería la típica retahíla de enumeraciones, fechas, tablas de datos, descripciones técnicas, descripciones operativas y aburridas transcripciones oficiales de los acontecimientos… En fin… otro libro más del montón… ¡Cuán equivocado estaba! Y ¡Cuán sorprendido quedé una vez me decidí a leerlo! Muchas tardes… muuuchas… muchas agradables tardes recreando en mi mente lo acontecido en los cielos de nuestro denostado país!!!
No se trata de un libro técnico… ¡Para nada!… Se mete en la piel de los protagonistas, de los pilotos, del hombre como rey y señor de los destinos, novelando cada uno de los episodios tratados, poniéndose en el papel de los implicados, imaginando qué sentían, qué los motivaba, qué pasaba por sus cabezas. Como muchos de ustedes sabrán, he volado en parapente, pilotado paramotores y ocasionalmente he estado a los mandos de algún que otro aparato de aviación ligera. Conozco muy bien las sensaciones ahí arriba. Lo bueno, y lo malo… las vistas, los atardeceres, volar entre nubes… el cielo en tus manos, el compañerismo, pero también el frío gélido de los inviernos, los nervios, las dificultades de orientación, los problemas de motor y por desgracia la pérdida de algún compañero… Leer el libro me ha hecho revivir todas esas sensaciones, y comprender mejor por lo que pasaron. Para ponerme mejor en situación durante cada capítulo debo añadir la ayuda que supusieron los anexos técnicos del libro… constantes saltos a ellos para “ponerle cara” y entender las diferencias técnicas de los modelos de las aeronaves descritas para así además poder recrear en mi imaginación las complejidades de los combates.
Por diferentes vías relacionadas con el mundo de la aviación me habían llegado tan buenas recomendaciones – en especial la de mi apreciado Rafel Nieto – y referencias tanto del libro como del autor que pensaba comprar un ejemplar en cuanto tuviese oportunidad. Cuando me enteré de que lo iban a presentar en las instalaciones del Real Circulo de Labradores de Sevilla vi la oportunidad de “matar dos pájaros de un tiro” y conocer personalmente al autor.
El Resumen.
Sería para mi muy difícil, verdaderamente difícil, resumir el libro. Está lleno de anécdotas acerca del desarrollo de la aviación española tanto durante la Guerra Civil como durante la Segunda Guerra Mundial. Si les digo la verdad… por edad ambos periodos me pillan algo lejos y, aunque por mi afición a la historia de la aviación conozco a grandes rasgos el desarrollo de ambos conflictos, llevado de la mano del autor leer el texto me ha permitido entender el discurrir de los acontecimientos y casi a vivir en carne propia las peripecias de los pilotos. Es más… ¿Recuerdan qué ocurre con los estudiantes cuando tratan de aprender alguna materia?… Determinados profesores de historia se empeñan en machacar a los alumnos con fechas, datos y hechos. Estos, acaban odiando sus clases y/o asignaturas pero,… cuando algún profesor las adorna, las contextualiza y las decora con las apropiadas anécdotas, el conocimiento acaba calando en ellos casi por arte de magia y grabados a fuego en su memoria… A mí me ha sucedido algo parecido con la obra; He “puesto cara” a los pilotos, he comprendido mejor las vicisitudes por las que atravesaron y he entendido mejor la línea temporal de sus hazañas. Estoy seguro de que a ustedes también les ocurrirá. Léanlo… será el mejor resumen posible y sin duda la mejor recomendación que les puedo hacer.
El relato no se limita a las cuestiones aeronáuticas en sí. Habla también de lo mundano, de lo terrenal,… de risas, de dolor, de un mundo de espías dobles y traiciones, de torturas y penalidades, pero también de camaradería. Si me lo permiten, veo un enorme potencial cinematográfico en el relato. Cómo ha conseguido el autor imprimirle personalidad a los protagonistas y cómo ha “humanizado” la narración de los sucesos hace que acuda a mi mente el tratamiento que el director británico Christopher Nolan dio a la vertiente aeronáutica de la excelente película bélica “Dunkerque”. Si yo fuese el autor le enviaría una copia en inglés…. Y, ¿quién sabe?… Con ese director, algo de valor y el apoyo financiero del Ministerio de Cultura y/o de Defensa…
Si desde el punto de vista aeronáutico/técnico tuviese que destacar algún pasaje concreto del libro recalcaría cómo se novela la pugna entre los aviones Heinkel HE-112 y Messerschmit BF-109 por convertirse en el principal avión de combate de la aviación alemana. Más allá de los aburridos análisis técnicos con que suelen describir estas cuestiones en otros libros, este lo enfoca desde el punto de vista humano… Casi pude sentir el ronroneo de los motores Junkers Jumo 210 que propulsaban ambos modelos, las dificultades de manejo por parte de sus pilotos, las modificaciones técnicas a las que tuvieron que someterse hasta convertirse en los prototipos finales a evaluar, y la opinión/baremación de aviadores y políticos para finalmente decidirse por el ganador en función de sus mejores cualidades aerodinámicas y de potencial desarrollo futuro. Todos sabemos cuál resultó seleccionado, ¿verdad?
Es cierto que a veces la confianza mata. Es algo que no deja de sorprenderme del ser humano. Quizá no sea la anécdota más extensa del libro, pero no pude más que quedarme estupefacto al leer cómo dos excelentes pilotos, el teniente García de Juan y el capitán García Pardo a los mandos de los por aquella época “modernos” y recién entregados Heinkel HE-112, fallecieron por exceso de confianza cuando, al dar ya casi por finalizada y ganada la guerra, quisieron agasajar al personal de tierra del aeródromo de Alamuez simulando algunas maniobras de combate. Fatídicamente, confiándose en su experiencia como pilotos de las aeronaves que de las que habían dispuesto hasta entonces, realizaron algunas maniobras a baja altura presumiendo que los aparatos se comportarían como aquellos a los que estaban acostumbrados. El resultado… un avión estrellado en invertido, otro precipitado en barrena y el tercer piloto que los acompañaba atónito al ver cómo sus compañeros, supervivientes de tantos combates, morían absurdamente cuando ya no había amenaza con la que luchar.
De las muchas anécdotas noveladas en el libro considero una notable omisión que cuando el autor relata el derribo por un Polikarpov I-15 del piloto alemán Friedrich Windemuth – que en ese momento pilotaba el ME-109D 6-98 en una de las últimas batallas aéreas de la Guerra Civil – olvidase mencionar el noble gesto que el piloto republicano que lo derribó – José Falcó – estuvo realizando durante los años posteriores a la finalización del conflicto, depositando flores en la estela funeraria ubicada en el lugar donde fueron hallados los restos de su avión – junto al aeródromo de Vilajuïga-Garriguella el 6 de febrero de 1939 -. Todo un ejemplo de eso que nos hace humanos y honroso símbolo de reconciliación/penitencia frente al violento pasado. En palabras del propio Falcó:
“Murió él, pero pude haber sido yo, y por eso siempre que volvía al Empordà, recogía algunas flores y amapolas rojas y se las dejaba junto a la lápida”.
Por último, no me queda más remedio que elogiar la labor de investigación del autor. Recopilar los diarios de vuelo de los pilotos, ya de por si complicado, e imaginar cómo discurrirían los hechos para dotar a las lides aéreas de un realismo cercano, alejado de tecnicismos aeronáuticos, y también dotar a las intervenciones de los protagonistas de sus respectivas personalidades, caracteres y sentimientos, es algo difícil de trasladar al papel para cualquier escritor. ¿Me pregunto si llegó a hablar con alguno de los supervivientes/familiares o se limitó a obtener la información base a partir de la bibliografía que enumera en el anexo?
Los “peros”.
Hablar de la Guerra Civil es un deporte de riesgo en estas fechas. La vida política y social está claramente polarizada y a pesar del tiempo transcurrido, las heridas siguen – y algunos se empeñan en ello – abiertas. Escribir sobre unos episodios tan cargados de controversia siempre genera suspicacia. Recelos que se pusieron de relieve y generaron tensión entre los asistentes y el autor durante la presentación de la obra. Se produjo una tensa discusión con alusiones respecto al enfoque dado por el escritor a la supuesta trama/conspiración italiana del bando nacional para conseguir apoyo militar incluso ya antes del comienzo de la sublevación/hostilidades. Algún oyente durante la presentación – y posteriormente en los foros donde publiqué una nota al respecto -, echó en cara al ponente su falta de seriedad por el presunto sesgo político republicano que parecía mostrar.
Tras leer el libro al completo, no puedo certificar esa «cierta» inclinación que se le achacó excepto hasta los últimos capítulos del libro, en los que se aprecia una clara tendencia a detallar más exhaustivamente y/o dar más protagonismo a las acciones y aeronaves del bando republicano/comunista. Considero que en general el autor ha sido bastante imparcial, admirables sus narraciones acerca de la participación de la Escuadrilla Azul en la LuftWaffe, aunque quizá para redactar los últimos episodios encontrase más documentación relativa a la participación de pilotos españoles en las fuerzas aéreas soviéticas. Con algo más de paciencia, y si me hubiese parecido razonable señalar el libro con un marcador, podría haber hecho algún análisis de tipo estadístico como por ejemplo contabilizar en número de páginas dedicadas a cada uno de los bandos,… pero he disfrutado tanto del relato que manchurrearlo con rotuladores de color… ¡me parecía un sacrilegio!
Pero… como suelo decir:
Su libro… sus normas… su punto de vista!!!
En otro orden de cosas, el ejemplar del que dispongo es de la 2ª Edición ampliada. Si tuviese que sugerir algún “pero” al aspecto editorial de cara a una próxima reedición creo a buen seguro que los más aficionados a la “cosa técnica” agradeceríamos mejorar la sección “Aviones en planta”. Dedicaría al menos una página completa a cada aparato – incluyendo bombarderos -: En el anverso, las actuales plantas con las diferentes vistas en tres dimensiones, aunque con especificaciones algo más extensas. En el reverso incluiría una reseñas/descripciones del desarrollo y características más destacadas de cada aeronave junto con su historial bélico y los aeródromos en los que operó, todo ello fácilmente disponible para su inclusión por el autor o la editorial a través de múltiples fuentes.
Reconozco además que soy de los que le gusta observar los mapas de los conflictos que estudio, así que para “redondear” los apéndices del volumen, y dado que desconozco en general la ubicación de los aeródromos mencionados a lo largo de los relatos – algunos de ellos seguramente ya desaparecidos -, sería de gran utilidad incluir algún que otro mapa o carta de navegación de las zonas de vuelo citadas con objeto de ubicarlas correctamente y, por la orografía del terreno, comprender dónde y cómo se desarrollaron las operaciones aéreas. Es más, … ya puestos a pedir, … ¿Qué opinarían si además incluyese algún que otro mapa del frente de combate con las típicas flechas que muestran la dirección de los ataques en las diferentes zonas en las que se desarrollaron las ofensivas?… ¡Ahí dejo la sugerencia!
Epílogo.
Todo análisis puede extenderse hasta el infinito, pero… es hora de terminar, creo que con lo dicho hasta ahora pueden formarse una opinión clara acerca de la obra… dejémoslo así pues. Confío en que el autor considere digno mi modesto/particular trabajo de síntesis acerca de su obra y que a ustedes al menos les haya hecho picar lo suficiente la curiosidad como para optar por experimentar en carne propia el sumergirse en el excepcional relato de las circunstancias y hechos de la historia de la aviación militar española que para muchos son desconocidos y que el texto pretende hacer entender/descubrir.
No dejen de admirar del anexo final con las ilustraciones a todo color algunos aparatos y la interpretación pictórica de varias de las acciones relatadas en la publicación… sin duda un excelente trabajo del dibujante Carlos Alonso!!!
Un saludo y gracias por leerme, Damas y Caballeros!!!
P.d.: Las «referencias» que he encontrado en internet sobre este libro para documentarme mientras redactaba el artículo apenas si merecen calificación de tal… una auténtica pena. Confío en que mi análisis del texto pueda servir de ayuda. ¡Ah! y no dejen de visitar los enlaces embebidos en los diferentes apartados de este artículo.
🙄
De la necesidad virtud: Por un Museo del Aire en Sevilla (Parte I)!!!
Fotografía José Luque
Rescatando el legado aeronáutico: La Imperiosa Necesidad de un Museo del Aire.
Sevilla es una ciudad que vive de sus tradiciones… trata de modernizarse, pero no cabe duda de que vive de ellas, básicamente de la Semana Santa, profundamente arraigada en la tradición religiosa andaluza, y de la Feria de Abril, vívida expresión del folclore y la alegría naturales de nuestra comunidad autónoma.
Pero… y casi siempre hay un “pero” mis estimados lectores… estar anclado a las tradiciones puede ser una desventaja en un mundo en constante evolución y, aunque las tradiciones aportan estabilidad y conexiones culturales, también pueden limitar el progreso y la adaptación a nuevos tiempos y mercados dada la desventaja significativa que radica en la resistencia a los nuevos paradigmas. Aferrarse a las tradiciones a menudo se nos aprisiona en el «statu quo» y nos mantiene anclados impidiendo la innovación y la adopción de nuevos enfoques culturales.
En esta ciudad donde el zumbido de los motores y la elegancia de las alas han sido parte fundamental de su identidad y de su historia, dotarla de un Museo del Aire como se merece una ciudad de su importancia no se trata simplemente de una cuestión de preservar el pasado y ponerlo en valor, sino también de consolidar un futuro que debería proteger y que debería aspirar a fortalecer.
Otras comunidades autónomas se han dado cuenta de la importancia económica del sector aeronáutico y, aunque en su derecho de hacerlo, están traicioneramente tratando de socavar/arañar parte del prestigio e impulso que esta área representa para toda Andalucía. Nuestra urbe, cuya historia se teje en el lienzo del cielo, no puede permitirse el lujo de olvidar sus raíces aeronáuticas, ni pasar por alto el papel crucial que desempeñará en las alturas y en el porvenir de sus ciudadanos.
Desde sus primeros días como cuna de la aviación, esta ciudad ha sido testigo de hazañas intrépidas, valerosos Raids e innovaciones revolucionarias que han constituido contribuciones invaluables al progreso tecnológico. Desde la antigua fábricas de Hispano Aviación en Triana, hasta la factoría en Airbus en Tablada y en la actualidad el polo aeronáutico de San Pablo/AeróPolis, un museo del aire sería, en esencia, el faro que iluminaría el camino hacia el futuro, recordando a los ciudadanos y al mundo en general la relevancia pública de una ciudad con un legado tan excepcional.
Podríamos destacar entre los muchos otros acontecimientos notables:
Vemos como con algunos de estos ejemplos podemos apreciar claramente la importancia a lo largo del siglo pasado de nuestra capital para las rutas aéreas comerciales. Por otra parte y encarando al futuro, debemos resaltar las negociaciones que la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía está realizando actualmente para convertir a Sevilla en nodo de comunicaciones transatlánticas e incluso internacionales.
También debemos considerar el escenario militar. La Base Aérea de Morón de la Frontera, ubicada en nuestra provincia, sede del Ala 11 del Ejército del Aire de España y equipada con aviones de última generación Eurofighter Typhoon, ha desempeñado un papel significativo en diversos aspectos, aportando valiosos recursos tanto a la seguridad nacional, como a la economía local y las relaciones internacionales de la provincia, consolidándose como una instalación estratégica con múltiples dimensiones de importancia.
Ciñéndonos al ámbito político, la creación de un auténtico Museo del Aire se convertiría en una manifestación tangible del compromiso de las autoridades locales con la preservación de la historia, la promoción de la cultura y la afirmación de la firme apuesta por promover sus aspiraciones industriales y tecnológicas de crecimiento económico. No sería simplemente una estructura física, sino un testimonio vivo del respeto por la tradición y la comprensión de que el pasado y el futuro aeroespacial de la ciudad es un activo político inestimable y estratégico.
Sevilla ya cuenta con un incipiente Museo del Aire en el Acuartelamiento de Tablada, pero convertirlo en algo más serio se podría erigirse como monumento no solo a los pioneros del vuelo, sino también a la capacidad de una ciudad para adaptarse y liderar una era de constante cambio. En el ámbito político, serviría como una herramienta de diplomacia cultural, atrayendo visitantes de todo el mundo y fomentando la colaboración internacional en el ámbito aeronáutico.
En el aspecto comercial, la presencia de un Museo del Aire se traduce en oportunidades económicas significativas. Este no sería simplemente un lugar de nostalgia, sino un imán para el turismo, generando ingresos y creando empleo en una variedad de sectores, desde el turismo hasta la restauración y el comercio local. He visitado festivales y museos aeronáuticos a lo largo de todo el mundo – en mi último viaje el del portaaviones USS Intrepid, situado en el muelle 86, del West Side de Manhattan – y puedo certificar que en todos los casos se han convertido en centros de atracción cultural y turística – a pesar las habituales colas de acceso como las que yo mismo he tenido que padecer en casi todas las ocasiones -.
Además del material de exposición estático y paneles informativos con el que habría que dotarlo, las posibles exhibiciones interactivas y algunas experiencias inmersivas no solo atraerían a aficionados a la aviación, sino también a estudiantes y profesionales interesados en las ciencias aeroespaciales. La ciudad se convertirá en un centro de educación e innovación, generando un flujo constante de talento y conocimiento que alimentará el desarrollo comercial aeroespacial en la región.
Por otra parte, en el ámbito comercial, un Museo del Aire también sirve como un escaparate para la industria aeroespacial local. No cabe duda de que Sevilla tiene el privilegio de acoger a industrias punteras del sector. Estas empresas podría exhibir sus últimos avances tecnológicos, estableciendo un vínculo directo entre la tradición y la innovación, lo que no solo promovería la visibilidad de las empresas locales, sino que también atraería la atención de inversionistas, socios comerciales potenciales y empresas auxiliares.
En resumen, la creación de un Museo del Aire en esta ciudad con tan rica historia aeronáutica no es solo una cuestión de nostalgia o preservación, sino una inversión estratégica en su futuro. Desde el punto de vista público, polític0 y comercial, este museo se erigiría como un faro que iluminaría la senda hacia un horizonte lleno de posibilidades aeroespaciales y sociales. Su importancia trasciende el mero acto de recordar; sería un compromiso con el progreso y un tributo al legado que debe seguir impulsando a esta ciudad hacia las alturas.
Elucubraciones.
Darle vueltas a estas cuestiones, que llevan tiempo rondándome por la cabeza, ha hecho que me plantee la decisión de tratar de promover en la medida de mis posibilidades la necesidad de materializar la aspiración de que nuestra localidad disponga con una instalación museística a la altura de las expectativas de cualquier ciudad que se precie de tal y con tamaña implicación aeronáutica. Así lo he abordado, tomándomelo casi como un «proyecto personal», y… así lo he hecho patente en los diversos foros en los que he tenido la oportunidad de participar.
Retomando la parábola del pictórica que mencionaba al comienzo de mis cavilaciones, abordar un proyecto de esta categoría sería inviable sin cierta planificación, y el arte de planificar, al igual que cuando un pintor prepara su lienzo, es esencial para el éxito de cualquier proyecto. La propuesta lo requiere. La ausencia de un cronograma robusto y serio sería como una pincelada sin guía, como un proyecto sin dirección y probablemente acabaría destinado a perderse en el caos de la improvisación.
Para la apuesta de futuro que os propongo, tener en cuenta a las empresas e instituciones públicas y militares interesadas – cuyas expectativas marcarían los tiempos, darían forma al destino final del proyecto y cuya colaboración sería sin duda necesaria – es de suma importancia. Tengo una idea bastante clara de cómo llevarlo a buen término.
Durante el desarrollo de las jornadas del Campeonato de Andalucía de Vuelo Simulado – organizado por la FEADA (Federación Andaluza de Deportes Aéreos) en la urbanización El Eucaliptal de Alcalá de Guadaira, en la que colaboré documentando gráficamente el desarrollo de las competiciones – tuve la oportunidad de exponer mi visión del proyecto a un miembro de la Maestranza Aérea del Ejército del Aire. Al explicarle mi propuesta para dotar de contenidos relevantes y convertir el actual en un «auténtico» Museo del Aire – que como he demostrado en párrafos anteriores Sevilla merece tanto o más que otras metrópolis… ¡Hasta Málaga dispone de uno! -, pareció mostrarse muy interesado por lo sorprendentemente factible de la concepción del proyecto que tengo en mente así como de la escasa/mínima necesidad de aporte económico para llevarlo a cabo si se aprovecha la coyuntura actual.
Estén atentos pues, en la segunda parte del artículo daré cuerpo y formalizaré mi propuesta. Seguro que les resultará de sumo interés. He estado unos días de descanso y he aprovechado parte del tiempo libre para meditar como afrontar esta nueva iniciativa y redactar este post. Ahora vuelvo a incorporarme al trabajo, a la rutina diaria y a mis otros quehaceres… y despues las navidades… ¡Tengo la «Parte II» ya en redacción pero sean pacientes por favor! Intentaré compensarles la demora.
Un saludo Damas y Caballeros. Y como suelo decir a mis colegas del mundo aeronáutico: “Nos vemos ahí arriba”!!!
P.d.: Especial agradecimiento a José Luque, excelente amigo y fotógrafo, al que pedí que tomase la fotografía que ilustra este artículo, estuvo a punto de costarle un arresto mientras se movía alrededor del Dassault Mirage F1 que adorna el acceso al recinto de Tablada buscando la mejor perspectiva de la aeronave. Dice mucho de la calidad de su amistad y de la gran eficacia del destacamento de Policía Militar del Acuartelamiento Aéreo.
😉