Es sábado, y al mirar por la ventana veo un día gris, frío y en el que apetece (o al menos a mi) quedarse en casa disfrutando de una buena película, de esas que ya no ponen en televisión, como Un día en las carreras, El halcón maltés, ó incluso Cristal oscuro. Pero, mis fieles lectores, suelo cumplir lo que prometo y aquí me tienen de nuevo al pie del teclado para relatarles un nuevo episodio de la vida de este que abusa de vuestra paciencia con sus constantes pajas mentales.
Para este fin de semana tenía la esperanza de desconectar de los problemas que turban mi mente asistiendo bien a la Quedada y ruta en paramotor de la localidad de Pilas, bien realizando una ruta de senderismo por Sierra Nevada, un reto en el que me permitiría poner a prueba la mejoría de la lesión de tobillo de la que ya os hablé; Són dos actividades que esperaba me ayudasen a superar el aislamiento en el que he estado sumido hasta ahora, sin embargo, por azares de la meteorología (iba a decir del destino, pero ya sabéis que no creo en él) ambos planes se han visto aplazados haciéndome maldecir la suerte que me ha tocado, y no quedándome más remedio que volver mis pensamientos hacia el tema que lleva monopolizando mi existencia estos últimos días.
¿Y que tema va a ser?, ¿que motivo me arrastra a seguir vivo sin vivir en mi?, ¿que ansiedad corroe mi pensamiento con esperanzas y a su vez desazones?, ¿que es eso que te mata y sin ello te mueres?
Alguno de ustedes ya lo habrá supuesto, pero para los que no, solo hay una respuesta posible: El Amor de una mujer.
Internautas, el planeta tierra se creó hace aproximadamente 4500 millones de años, la vida se desarrolló hace unos 3500 millones de años, pero en los 30000 años que lleva en la tierra el hombre, aún nadie ha sabido encontrar una cura para esa enfermedad llamada "mal de amores". Y es que señores, tras 333 días de la mayor cagada que haya podido cometer hombre alguno, aquí me tienen luchando lo indecible por una segunda oportunidad.
Debo al menos intentarlo, y como caballero, lucharé hasta desfallecer por arrancar una sonrisa y una mirada de un rostro de mujer que ha sufrido los azares de la vida, con el corazón partido y que en su defensa ha construido un muro que intento horadar. Si, soy yo. Y no lo sería si no luchase por recomponer algo que fue maravilloso y que sin duda puede volver a serlo. Es la única terapia que concibo para nuestros males, pero sin duda una terapia peligrosa (piensen porqué).
Me río durante un instante, pues pensando en la redacción de este post acude a mi pensamiento la famosa Ley de Murphy (piloto como yo), que dice: “si algo puede salir mál, saldrá mal” a lo que se añade como corolario, “y además en el peor momento”. No podría haber elegido peor momento para intentar el acercamiento a la Dama cuya pérdida me ha dejado un agujero en el corazón del tamaño de un campo de fútbol.
Si algo estoy sacando en claro de todo este dolor, es que tengo unos amigos increíbles. JAID y compañía, gracias por vuestra emotiva re-acogida. Pedro, gracias por los consejos y charlas en el StarBuck café. Mara dice que “disfrute de la Soledad”, gracias me ha servido, ya te contaré. Abel… nunca te aprecié en lo que me estás demostrando que vales. TriniRosa siempre positiva me recuerda al mirarla los ojos de ella. Ana, no dejes de darme CAAAÑAAA cuando vengas de visita. Pepe Luque, nos acompañamos en el sentimiento. Y muchosss mas, en fin compañeros, gracias, os quiero.
Bueeeno, creo que voy a ponerme “El halcón maltés”, ¿alguno de ustedes se anima a acompañarme a verla?, las viandas y el vino los pongo yo, ustedes un hombro sobre el que llorar.
Un saludo, Damas y Caballeros!!!
P.d.: Mañana es el día 14 de febrero y ya saben que significa, ¿nó, mi Dama? (lo último que quiero es ponerme pesado, pero...)
