Ayer podría haber sido uno de esos días en los que la cotidianeidad hubiese marcado la vida de todos nosotros, mis fieles internautas, y hoy os habría revelado algo de lo que me ha acontecido a lo largo de la semana, u os hubiera machacado con un nuevo post dedicado a cualquier tema intrascendente que hubiese considerado oportuno, pero el inexorable devenir del destino ha marcado el calendario con una nueva mancha, Rojo sangre.
Sinceramente puedo entender las aspiraciones de una parte del pueblo vasco de alcanzar la independencia, pero no el camino que han elegido para defender sus aspiraciones. Un camino cimentado en la muerte, el asesinato, la extorsión, el chantaje y la total ausencia de principios democráticos.
No veo que asesinar al policía Eduardo Puelles García cuyo único “defecto” era trabajar para proteger la vida de todos los amenazados por la banda terrorista ETA, sea un acto que engrandezca la causa vasca. Dios mío, ¿cuanto valor hay que tener para esconder furtivamente una bomba lapa en los bajos de un coche?
Leo en el diario 20Minutos:
- “Un testigo presencial del atentado ha relatado que la víctima chilló pidiendo ayuda tras la explosión, pero que era imposible socorrerle porque el coche estaba en llamas.”
Que muerte más noble, achicharrado en Pro de una Euskadi libre!!!. ¿Alguno de esos testigos de verdad intentó acercarse o hacer algo por salvarlo?
Puede que hace tiempo, tanto que ya ni los mismos vascos lo recuerdan, en otra época, con otro régimen, hubiese alguna dudosa justificación para la actitud de los violentos, pero ahora no veo a nadie que atenace, oprima, o sacrifique al pueblo vasco, mas que ellos mismos.
Desconozco cuantos de ustedes, mis fieles lectores, son del país vasco, pero si una cosa quiero trasmitirles, es que ninguna relación de amistad puede establecerse hacia alguien que pretende justificar sus acciones apoyado en la fuerza de las armas. ¿Quien podría confiar en alguien que te pide algo con educación, incluso por favor, que parece buena persona, campechana, con un castellano de acento nítido, claro y tan bien pronunciado que muchos envidiaríamos, pero que a su vez te dice las cosas mostrando la siniestra sombra de una pistola ensangrentada?
Yo desde luego no lo haría.
En mi opinión todo es negociable (o no), la independencia, el acercamiento de los presos vascos, la ”A”, la “B”, la “C”, hasta la “Y” y la “Z”, pero sin miedo, en condiciones de igualdad y siempre amparados por la bandera blanca de la paz, esa bandera que, al igual que en muchas otras ocasiones, todos enarbolamos el día 14/2/2006 cuando fue asesinado el profesor Francisco Tomás y Valiente, al que el pueblo de manera espontánea respondió con una imagen tan bella como significativa, Blanco paz.
Tengo la esperanza de que los vascos, algún día se den a si mismos una oportunidad para la paz y la convivencia. Todos tenemos mucho que ganar, especialmente ellos, que dejarían atrás el peso muerto de la violencia y podrían avanzar en la resolución de los otros problemas que de verdad tienen importancia: La sanidad, la economía, el mercado laboral, la defensa de la identidad, la violencia de genero, la vivienda, …, pero que ahora se ven eclipsados por la nefasta actitud de un grupúsculo que lo único que pretende es amedrentar a un pueblo cansado de tanta locura, y en el que la desconfianza hace que sus ciudadanos no puedan expresar con total libertad sus opiniones.
Un saludo, Damas y Caballeros.